Una vez más, luchar merece la pena. Si no, que se lo digan a las trabajadoras de los comedores escolares que en muchos años de ardua lucha han conseguido transitar del voluntariado a la dignificación, de ayudar en las escuelas a ser imprescindibles. La ecuación mujeres+subcontratación+sector cuidados desgraciadamente, siempre da negativo.